Perversa serpiente, déjame huir.
Déjame escapar de la prisión de tus sentidos.
Maniatada a tus labios y arrodillada ante tu cuerpo.
Déjame escapar, bífida venenosa.
Miedo a tu seguridad, a tu silencioso arrastrar.
Pánico a tus susurros, incluso a mi misma.
A no ser presa suficiente, a no ser la carnada adecuada.
A equivocarme en mis movimientos, a que me muerdas con tu veneno.
Te acercas con lentitud, imitando a los de tu especie.
Me recorres con tus largos dedos mientras mi respiración se agita.
Sabiéndolo decides provocarme, acercarte, susurrarme.
Torturarme, paseando tu lengua partida por mi cuerpo.
Y ahora, déjame que sea yo la malvada.
Deja que yo muerda y mezcle tu saliva con mi veneno.
Ten miedo por una vez, tiembla, corre, huye.
Quiero maniatarte a mi cuerpo, a mi razón.
sábado, enero 13
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario