martes, enero 16

Atrapada

Desperté atada. Tenía sogas de cuero ancho al rededor de las muñecas y el cuello, lo que limitaba mi movilidad. Estaba aturdida... No recordaba nada de lo que había pasado antes de despertar ahí. Lo más increíble, no me extrañaba sobremanera el hecho de estar atada en una especie de... ¿cuarto? No sé como describirlo. Seda negra y roja, terciopelo también de esos colores, donde me encontraba habían unos almohadones enormes y extrañamente cómodos, probablemente serían de plumas.

Derrepente una sombra en la oscuridad... Pelo negro y largo, liso. Dedos de pianista y uñas de mujer. Curvas femeninas y finos labios. Desconocido en mis recuerdos pero extrañamente familiar. Se acercaba con lentitud, no le temía, aún no se por qué... Cuando sus dedos rozaron mi cara todo se volvió negro de nuevo...

Después de eso solo recuerdo despertar de nuevo, en el suelo, entre los cojines, atrás su cuerpo se acoplaba al mío a la perfección... Tiraba de la soga del cuello para inclinarme la cabeza hacia detrás. Respiraba en mi oído, su aliento cálido se grababa en cada uno de mis poros... Su olor... ese que aún no alcanzo a descifrar...

Y mordió.

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